29 de enero de 2006

Azotes sensuales

Para esclavas complacientes que se merezcan un regalo de sus amos.
Para todos los que quieran empezar una sesión calentando poco a poco al sumiso.
Para principiantes que desconozcan la profundidad de su predisposición a disfrutar del dolor.
Con una simple cadena de las que llevas al cuello puedes conseguir una variedad de sensaciones que harán disfrutar a tu sumisa favorita de caricias nuevas y dolor suave.

Para cumplir los ideales de Sano, Seguro y Consensuado habrá que preparar el material.
Lo primero es quitar de la cadena los terminales y cierres que podrían cortar o arañar.
Es preferible una cadena redondeada y con eslabones relativamente grandes, así añadiréis sensaciones al deslizarla a lo largo del cuerpo tumbado de vuestro amor.
Lo segundo sería limpiar la cadena con alcohol y si es de plata frotarla antes con bicarbonato y un cepillo suave para quitar el negro que se forma en ese material. El oro es lo mejor pero una cadena con un buen baño, que no se pele, sirve perfectamente.

La primera vez aprovecha el factor sorpresa y guarda la cadena caliente en un bolsillo, véndale los ojos si ya tenéis confianza y si le atas manos y pies las sensaciones serán más intensas.
Une sus manos y estírale los brazos, puedes fijarlas a la cama pero que permita darle la vuelta, haz lo mismo con los pies. A nosotros nos encanta forcejear un poco antes de asumir la rendición.
Si aún no tenéis material especial podéis usar corbatas o pañuelos largos para la inmovilización pero aseguraos de no apretar los nudos y que no sean corredizos, nadie va a querer escapar de esta tortura de placer.

Si la cadena es larga la podréis manejar estando de pie para dibujar con movimientos rápidos y cortos de muñeca incluso entre las piernas abiertas y el sexo o seguir azotando mientras cambias de lado para no sobrecargar una zona con la punta de la cadena que es donde el golpe se nota más fuerte.

Como en cualquier técnica nueva empieza suave y ve aumentando la intensidad hasta que ese culito empiece a bailar despacito pidiéndote más. Si te emocionas con una cadena larga puedes llegar a hacer daño, no olvidéis las palabras de seguridad o el semáforo de intensidad.

Para aumentar la intensidad coge más corta la cadena.
Puedes imitar la boa constrictor enlazando los pezones erectos.
Serpentea a lo largo del cuerpo y piernas, déjate llevar por el ritmo de la música.
Alterna azotes con masajes que estiren la piel, cachetes y mordiscos.
En verano enfría la cadena o mójala para refrescar la piel (salpicará).
Puedes lubricar la cadena para contactos más íntimos pero suaves.
No hagas nudos con la cadena al rededor del pene por ejemplo, se desatan fatal.
Si que puedes enrrollarlo y desenrrollarlo sin estirar del miembro, evita accidentes.
El tronco del pene soporta bien el castigo pero no la punta que es muy sensible.
Cuanto más sensible sea la zona que quieras azotar coge más corta la cadena.
Cuando se llega a un momento caliente puedes azotar en los labios o bajar la cadena y deslizarla hacia atrás y arriba recorriendo como una serpiente los surcos que ya estarán húmedos de deseo.

Sigo utilizando con placer la cadena de un reloj de bolsillo, de tres palmos, pero también he preparado una más gruesa y corta, de un palmo, con un aro para meter el dedo y manejarla mejor en azotes más enérgicos y cercanos.

Utiliza tu imaginación y cuéntanos aquello que descubras para practicarlo en el secreto de nuestro cuarto oscuro y luminoso, temible y amable, dulce y salado, blanco y negro, suave y doloroso...